domingo, 9 de enero de 2011

Mi relato (Señora de la limpieza)

Hola chicos. Yo ya he empezado a escribir el relato. Siento no haberlo hecho antes pero en Navidad ha estado un poco complicado. ¡Un saludo a todos y Feliz Año!

Y me dijo que eso no tenía nada que ver porque ella pensó en ello en otros términos. ¡Qué frialdad en la mirada cuando me lo dijo! ¿Acaso no sabe que yo, gran fanática de los libros iba a descubrir el misterio? Yo creo que no, she does not realize it, pero al final, por las buenas o por las malas lo acabará descubriendo.

Quizá era una de las mañanas más normales de mi vida, pero no aún no sabía que acabaría dando un vuelco a todo mi mundo en el momento en el que pisé el edificio. Aún me sorprendía a mí misma levantándome a las 6 de la mañana para empezar mi turno como bayeta en la universidad. Me! Oh Gosh! I ca not believe my eyes!

A las 7 de la mañana empecé mi turno y abrí el edificio. Estaba frío como el mármol ya que debido al puente llevaba unos cuantos días sin calefacción. Me abroché el pullover y fui a abrir el cuartito de las cosas de la limpieza. La casualidad quiso que las llaves se me cayeran y que mi vista quedara a ras de suelo. I will never forget what I saw…

Horror, terror, completo asco. ¿Qué barbaridad es esta? ¿Es una broma? No puede ser. Está congelado. Tiene sangre. Esta morado. Está hinchado. Asco. Asco. Asco. Reventado. Asco. Que venga alguien por favor. Aquí. ¿Por qué? Asco.

Tardé por lo menos un cuarto de hora en poder darme cuenta de que todo era real. Era imposible que algo tan horrendo no estuviera pasando de verdad. Sería macabra una broma así. El ser humano tiende a compartir sus miserias con quien puede y eso hice.

¿Qué hago? ¿Quién hay? Frialdad, eso es lo que hay. Hace frio. Hay frio. No voy a entrar en calor nunca. ¡El conserje! Tenemos que avisar a las autoridades. Sí. Eso es lo suyo. ¿Y qué les digo? Lo que hay. ¿Y Paco? Él también está aquí. ¿Lo sabrá? Gosh. No me puede estar pasando esto a mí. A mí no.

Llamé al conserje que también empezaba su turno tan temprano para ir templando los edificios. Le conté que había que avisar a la policía y ahí empezó un torbellino que en algunos momentos pensaba que no tenía fin… Él me advirtió de que lo mejor sería no salir del edificio ya que la policía iba a hablar conmigo para contar lo que yo había visto. Me sentí absolutamente abandonada. No sé si el conserje también pero yo decidí seguir acompañada de seres humanos. Le dije que me iba a la cafetería que necesitaba sentarme. Si necesitaba algo allí estaría. Cuando tienes a la muerte tan cerca no te queda otra que aferrarte al resto del mundo.

Al llegar a la cafetería me encontré con Paco, el camarero. Según me vio llegar se dio cuenta de que algo me pasaba. Yo no me veía la cara pero sabía que no debía de tener un color saludable. Más bien tenía que estar casi tan blanca como el muerto…

¿Qué va a pensar Paco de mí? ¿Se creerá que estoy loca? ¡Que shock, Gosh! ¿Qué vamos a hacer? ¿Habrá que trabajar, no? ¿Esperamos a la policía? ¿Qué hago ahora? ¿Habrá llamado el conserje a la policía? ¿Y si me ha engañado y no lo hace y ha huido por miedo? Shit, yo tendría que hacer lo mismo.

Paco me preguntó si ocurría algo y que si quería mi café cortado de cada mañana. Le respondí que no. Que quería una tila, a ser posible con una valeriana. No aguanté más y me desbordé como un torrente. Paco no entendía nada de lo que decía debido a mis sollozos pero al final entendió que había un chaval muerto en el patio interior del edificio y que me lo había encontrado hacía un ratito. Quiso llamar a la policía inmediatamente y le dije que el conserje ya debía haberlo hecho.

Pero, ¿cómo iba a irme ahora justo cuando había conseguido entrar a trabajar en la universidad sin ser reconocida? Well, let’s face it. You must stay, Darling.

Paco no aguantó la curiosidad (¡Qué va a ser curiosidad! Lo que nos mueve en estos casos es la morbosidad, pero no le culpo), y fue inmediatamente a ver el espectáculo. Volvió igual de desencajado que yo.

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