martes, 7 de diciembre de 2010

La Psiquiatra Jeanne Roland

Je ne sais pas vraiment comment commencer mon journal. D’ailleurs, je ne sais pas écrire comme un écrivain, je me sens plus proche de la Poésie ou de l’analyse mentale. Bon, pour commencer je vais me présenter en espagnol :
Me llamo  Jeanne Rolland, estoy doctorada en Psiquiatría por la Universidad Sorbonne Paris, 6. Nací el año en que Kennedy visitó la France, con el discurso de Charles De Gaulle en la radio y mis padres esperándome para cuidar el ganado de la ferme de mon grand-père Antoine. Nací inquieta como el viento helado sobre las llanuras nevadas de Nevers, en el seno de una familia tradicional, con raíces aristocráticas y según ma grand-mère Elisabeth, descendientes del linaje de los Roland (vous savez bien, la Chanson de Roland). La familia siempre fue un reinado indestructible de poder y calor afectivo. A los siete años comencé a desarrollar mis primeros análisis profundos sobre mi entorno rural. Comencé por los patitos negros, algo feos, del estanque que se encontraba enfrente de la granja de nuestros vecinos. Parecían volar más deprisa que los otros, incluso desaparecían durante más tiempo y casi nunca volvían a incorporarse a la manada de sus ancestros.
Un día me di cuenta que los patos desaparecían porque los mataban los amigos de mi padre, que eran cazadores igual que mi padre. A los nueve años fui a cazar con ellos y tomé nota en mi primer diario de todo lo que pude observar sobre su comportamiento instintivo y primitivo. Pronto aprendí a disparar con la escopeta de mi padre y comenzaron a gustarme más las armas que los libros por lo que mis padres decidieron ingresarme a un internado para niñas au Lycée Catholique de Saint-Cyr.
Allí me embriagó por completo la poesía de Charles d’Orléans, mi segundo Orlando (el de Virginia Wolf) y la esgrima. Pero a medida que iba creciendo, fui encerrándome conmigo misma, alcanzando una introspección profunda y algo extravagante, que suele caracterizar la personalidad de ciertos adolescentes solitarios, rebeldes y existencialistas. Descuidé mi aprendizaje social, el desarrollo de mis habilidades sociales y me quedé sin amigos durante un largo tiempo. Leí a Simone de Beauvoir, Freud, Lacan y comencé a analizar todo el sistema patriarcal leyendo libros y más libros sobre teoría feminista. A los 18 años comencé Medicina en Paris y cuando me doctoré, a los 30, conseguí una beca para realizar las prácticas de Psiquiatra en el Sanatorio San Francisco de Asís de Madrid. Descubrí la pasión y el lado salvaje de España. Descubrí el toro que llevaba dentro de mi (me enamoré de un famoso torero), la magia de los versos de Ernestina de Champourcín y abandoné les Mémoires de Chateaubriand (pero no sus principios).
Este próximo mes, hace 15 años que decidí abrir mi Gabinete en la calle Lagasca a la altura de José Ortega y Gasset. Actualmente, dispongo de una secretaria y una estabilidad económica y emocional inmejorables.
Una tarde soleada de noviembre, la consulta estaba cerrada y estaba organizando la agenda mensual con los archivos de mis pacientes en mi portátil, cuando alguien llamó al timbre de la puerta. Me sorprendió mucho porque la mayoría de mis pacientes conocen los horarios de mis consultas y los interesados en recibir terapia por primera vez, vienen siempre de parte de alguien y suelen contactarme por teléfono al final de la tarde o de su jornada laboral (...).
La noticia de su fallecimiento fue verdaderamente desconcertante. Era un paciente agradable con una sensibilidad especial. Dicen que fue un asesinato. Tal vez tuvo una crisis.
Voy a tratar de investigar qué le ocurrió o cómo pudo llegar hasta este punto a través de mis fuentes, mis conocimientos y mi experiencia, respetando el Código Deontológico de mi profesión. Este es mi propósito y comenzaré ahora mismo.

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